Home | Intervención infantil | Intervención adultos | Intervención adolescentes |

CONSEJOS PARA ACABAR CON LA PROCRASTINACIÓN

La procrastinación es la tendencia a dejar para más tarde aquellas tareas que menos nos gustan o más difíciles nos resultan, ocupándonos en su lugar de otras más gratificantes. Este hábito puede provocar sentimientos negativos de ineficacia, baja autoestima, ansiedad y bajo estado de ánimo. A continuación os vamos a proponer una serie de estrategias y consejos para acabar con la procrastinación y romper con ese círculo vicioso de inacción-malestar.

Planificación y organización.

hoja de planificación de tareas

Las tareas que requieren gran cantidad de trabajo han de ser divididas en tares más sencillas. Haz una lista de esas “subtareas” y establece un límite de tiempo para completar cada una. Aunque esta organización puede ser más o menos flexible, no conviene sobrepasar el límite de tiempo asignado a cada tarea con frecuencia, ya que esto puede perjudicar al desempeño en las tareas sucesivas y provocará sensación de caos. La organización de tareas y tiempos mejorará la productividad y reducirá el estrés.

Mentalízate y comprométete

Para acabar con la procrastinación, toma consciencia de aquello que realmente es importante y valioso para ti. Seguro que para conseguirlo tienes que poner ciertas dosis de esfuerzo y dedicación, pero el no hacerlo te llevará a sentirte desdichado. Así que recuerda tus objetivos y comprométete contigo mismo a realizar las tareas que ahora mismo puedes hacer para conseguirlo.

Acaba con las expectativas perfeccionistas

perfeccionismo y procrastinación

No busques la perfección. Rebaja tus expectativas y líbrate de presiones acerca de lo que se “espera de ti”. De esa forma solo conseguirías frustrarte y angustiarte por la idea de tener que esforzarte tanto por algo que es difícil de conseguir (o imposible, puesto que la perfección siempre exige más).

Sal de la rumiación

fichas hazlo ahora

Cuando te encuentres a ti mismo dando vueltas y vueltas en tu cabeza a pensamientos del tipo “es demasiado trabajo, demasiado aburrido/complicado, no me va a quedar bien, no me da tiempo, es inútil, etc.”, simplemente, PONTE CON LA TAREA. Escoge la primera tarea de tu lista y pasa a la acción. Aunque estés cansado, creas que no vas a rendir, que no puedes… comienza rompiendo esa inercia y haz lo que tengas que hacer aunque no te salga perfecto. Es importante que “lleves la contraria a tu mente” cuando te diga que no puedes hacer algo. El mero hecho de empezar supone tomar el control de tus actos y no ir en “piloto automático”, tomando decisiones que tienen que ver más con la evitación de sentimientos desagradables que con la consecución de los objetivos y valores que nos van a aportar el bienestar y equilibrio emocional que estamos buscando.

Medita

En relación con el punto anterior, la mejor forma de permitir que nuestra mente se libre de pensamientos intrusivos que nos llevan a la rumiación es meditar. El entrenamiento atencional será tu mayor aliado frente a la oleada de pensamientos. Te hará conectarte al presente y poder centrarte en una sola tarea, en lugar de pensar en todas las tareas, ideas y dudas que se presenten.

Evita las distracciones

Identifica las principales actividades que sueles hacer cuando procrastinas (mirar el móvil, ver series, pelis, programas de TV, leer, limpiar y ordenar…) y evita hacerlas dentro de tu horario establecido para la tarea/trabajo que tienes entre manos. Parece obvio, pero si te “prohíbes” hacer justo esas actividades en ese tiempo estás también rompiendo el círculo vicioso de la procrastinación.

Crea o busca un ambiente de trabajo óptimo.

Si la tarea que estás postergando tiene que ver con trabajar sentado en un escritorio, procura que el lugar tenga buena iluminación, sea cómodo (pero no excesivamente, para no relajarte de más), esté ventilado y no haya distracciones ni ruidos. Lo ideal es que esté decorado a tu gusto.

También puedes decidir irte a algún sitio de estudio/trabajo donde haya más gente aplicada en sus tareas (biblioteca, oficina, espacio co-working…).

Soluciona los imprevistos

Prepárate para los imprevistos que puedan interferir con el desarrollo de tu tarea. Cuando prepares tu planificación y horarios, deja tiempo de sobra para imprevistos (siempre los hay). Además, cuando surja alguna complicación, puedes volver a reestructurar tu lista de tareas y horarios para adaptarla a la nueva situación y no sentir que te falta el tiempo. Ajusta las expectativas y trata de completarla antes de que llegue la fecha límite aunque no esté “todo lo bien que te gustaría”.

Premia tus avances

Establece pequeñas recompensas que puedas autoadministrarte cuando consigas seguir tu plan de trabajo por un cierto periodo de tiempo (por ejemplo, una semana). Puedes pensar en comprarte algo que llevas tiempo queriendo, ir al cine, reservar un tratamiento de spa, o ir al restaurante que tanto te gusta.

Reserva tiempo para ti mismo

No todo puede ser trabajar. Para ser productivos necesitamos dar un respiro a nuestro cuerpo y mente y recargar pilas. En tu planificación, incluye siempre un tiempo para el descanso y el ocio. Salir a dar una vuelta, ver a los amigos, hacer deporte, leer, ver una película… La clave de la productividad está en el equilibrio.

Déjanos tu comentario