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La relación de mi hijo con el psicólogo

¿Cómo sé si mi hijo necesita ayuda de un profesional?

En numerosas ocasiones nos preguntamos si lo que le sucede a nuestro hijo es propio de su edad. ¿Pasará con el tiempo? ¿Será algún problema que habría que tratarlo y cuanto antes se coja mejor? A veces decidimos no llevarlo a ningún profesional. entonces nos entra la duda de si a la larga nos sentiremos culpables por no haber atendido a nuestro hijo.

Una mujer se pregunta con una gran interrogación si debe llevar a su hijo al psicólogo
Algunas variables como la adquisición tardía de ciertas habilidades nos dará la pista de si nuestro hijo necesita acudir al psicólogo o no.

Pero, ¿cuándo debemos acudir a un psicólogo para consultar las dificultades de nuestro hijo?

Cuando vemos que existe un retraso o dificultades en la adquisición de habilidades, destrezas o conductas correspondientes a la edad del niño. Algunos ejemplos: el habla, control de esfínteres, diferentes hábitos de autonomía, lectura y escritura, relaciones sociales…

Cuando dicho retraso se mantiene en el tiempo (entre varios meses y un año) entonces podemos plantearnos acudir al psicólogo. No obstante, no siempre acudir al psicólogo será igual a recibir malas noticias. Es frecuenta que no esté ocurriendo nada y que simplemente nuestro hijo necesite un poquito más de tiempo para alcanzar ciertos hitos evolutivos.

No siempre acudir al psicólogo conlleva lidiar con una problemática. Es frecuente que nuestro hijo simplemente necesite  más tiempo para alcanzar ciertos hitos evolutivos. Encontrar la información adecuada también es una tarea que puede abordar un psicólogo infantil
No siempre acudir al psicólogo conlleva lidiar con una problemática. Es frecuente que nuestro hijo simplemente necesite más tiempo para alcanzar ciertos hitos evolutivos. Encontrar la información adecuada también es una tarea que puede abordar un psicólogo infantil

Otro buen indicador de si debemos llevar a nuestro hijo al psicólogo es detectar que ciertos hitos ya adquiridos, vuelven hacia atrás. Cuando vuelve a aparecer algo que ya fue adquirido en edades anteriores: como miedos a dormir solo, a la oscuridad, a los extraños, a no separarse de la familia…

Por otro lado, los enfados constantes, llantos, cambios bruscos de humor, desobedecer a cada instante, mostrar actitudes de negativismo u otras conductas que perturban. Estas son maneras que tiene nuestro hijo de mostrar su malestar y desadaptación.

También debemos fijarnos en las cosas que dicen o cómo las dicen … Ya que hay veces que las manifestaciones pueden ser más sutiles. Hasta el punto de que no se consideran problemáticas, como puede ser estar muy tranquilos, apagados, sin ganas de jugar, ser siempre muy solícitos…

En cualquier caso siempre que la familia y/o el colegio tengan dudas sobre la adecuación o no de ciertos comportamientos, o el manejo de ellos, sería conveniente acudir al psicólogo para descartar o abordar posibles problemáticas incipientes.

La prevención es muy importante.

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