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Ansiedad y adolescencia

Ansiedad y adolescencia son dos términos que a veces están relacionados

Todos conocemos los síntomas que aparecen si sufrimos ansiedad y/o depresión en la edad adulta . Con la ansiedad en la adolescencia los síntomas son diferentes: rabietas, cambios de humor repentinos, intromisión, aislamiento social…

La felicidad de un adolescente depende de que haya cuatro piezas bien unidas y que éstas estén bien asentadas y satisfactorias en su vida. Estas cuatro piezas son: tener una familia de origen donde el joven se sienta arropado, comprendido y apoyado; que los estudios le vayan bien o no le vayan del todo mal; un grupo de amigos en el que se sienta integrado y feliz; y una proyección de futuro más o menos definida.

Con estas cuatro piezas y con la ausencia de una historia traumática y de una familia desestructurada, normalmente el adolescente experimenta la felicidad y se desarrolla evolutivamente normal.

Lo que ocurre es que cuando una de esas cuatro piezas empieza a separarse del puzzle, a veces los más jóvenes, bien por inhibición, timidez, falta de confianza en sí mismos, etc., pueden experimentar problemas de ansiedad o depresión.

Cuando un adolescente sufre síntomas depresivos, hay que estar alerta porque se manifiestan de manera diferente que en la vida adulta. 

Un síntoma de la depresión en el adolescente puede ser la intromisión (aislamiento social) o la rebeldía, que no deja de ser una manera que tienen de aparentar que todo va bien.

En el momento en que sospechemos que un adolescente puede estar sufriendo depresión o ansiedad, es importante indagar sobre su entorno, tratando de ver qué le pasa a cada una de las cuatro piezas que nombrábamos anteriormente.

Localizando las cuatro piezas y solucionando aquellos temas, normalmente desaparecen los síntomas, porque al adolescente aún no le ha dado tiempo a que la depresión y/o ansiedad formen parte de su estructura de personalidad. Es decir, aún no es un problema de forma de ser (mucho más complejo de tratar), sino de forma de actuar y afrontar ciertos problemas vitales.

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